Pues, se puede reducir en términos de condiciones
internas, por el “ataque” de la burguesía y los grupos populares que en la
estructura piramidal se encontraban quizá de segundos o terceros y se envolvían
quizá detrás de las enormes enaguas de la Reina Maria Antonieta y la grande
coleta del traje del Rey Luis. Escondidos desde las más profundas y aterradoras
sombras, comiendo de la mano de los Reyes y persiguiendo con fervor alcanzar un
puesto cercano al poder de quienes tanto veneraban, porque sabían… Sabían más
que nadie que a las fueras ya no había comida, o al menos dinero para
comprarla, eran ellos mismo quienes se encargaban de dejarles sin comer. (Vovelle M. 1984, p 20-22)

“No por ir de mal en peor cae una sociedad necesariamente
en la revolución. Sucede muy a menudo que un pueblo que ha soportado sin queja,
como si no las sintiera, las leyes más opresivas, la desecha violentamente tan
pronto como se alivia su peso… En la cumbre de su poder, el feudalismo no
inspiró a los franceses tanto odio como lo hizo en la víspera de su
desaparición. Las más ligeras arbitrariedades de Luis XVI parecían menos
fáciles de tolerar que todo el despotismo de Luis XIV” Tocqueville.
A. Tocqueville